Cuarenta y siete horas y media y estaré entrando en un quirófano. A estas alturas prefiero contar en horas, así la cifra es un poco más alta. Los nervios aumentan de manera galopante, pero como no me puedo morder las uñas sigo teniendo dedos.
Esta mañana he ido a la caza y captura de pijama para el hospital, sin demasiado éxito. Dormir desnuda en casa es el hábito más saludable que tengo, pero el nudismo hospitalario no está tan bien visto. La idea inicial era comprarme un pijama de tela de botones, para no tener que obligar a mi cabeza a pasar por ningún agujero, pero parece que hace tiempo que me quede desfasada en la moda interior de cama, porque solo los hay de invierno y de yayo franela bien calentorra y crujiente. Al final se he impuesto la opción B: camisetas de tirantes y pantalón de chanchandal. También he comprado un despliegue de bragas de colores, que como decía mi bisabuela -Al hospital se va a estrenar bragas a diario-
El calor me agobia y el estres me bloquea el cerebro. Estoy como un perro encerrado que no para de dar vueltas sobre si mismo moviendo el rabo esperando impaciente a que alguien se digne a sacarle a pasear para poder hacer pis. Así que voy a ver si estreno mis patas sin pelos, que después de los ruegos y suplicas familiares he accedido a desprenderme de mis perpetuos leotardos neandertales, y me voy a ir con Jorge a pegarme el que puede ser mi último baño piscinero de esta temporada.
Pues en mi hospital les dan un camisón que les tapa por delante y se ata a la espalda como los delantales. Cuando estan en la cama pues tan ricamente, el problema es cuando se levantan, que sino esta bien cerrado se les ven las bragas (que no suelen ser nuevas) o no, si no las llevan.
ResponderEliminarPor cierto te he dejado una nota en tu correo, leelo, no vaya aser que te dediques solo al bloog.
Besazo de lunes por la tarde, a no se cuantas horas de la hora cero de la nueva era de ¡¡Raquel, la magnífica Raquel!!
Pues de "franela" a finales de Junio, mejor no!
ResponderEliminarLo de quitarte los pelos de las patas es para ir perdiendo peso y por si tienen que escribir algo
y me alegro que hayas disfrutado de un baño veraniego ,
Rizos ,que esto ya casi esta!
Te quiero,te quiero y prometo no cantarte "soy minero"
Rafa el famoso y temido camisón culero me toca para bajar al quirofano, y menos mal que solo para eso, porque cuando bajaba al hospital a ver a mi abuelo y veía a la gente pasear por el pasillo con el culillo al aire me parecían bebes agigantados que habían aprendido a andar a marchas forzadas.
ResponderEliminarHe leído tu nota del mail y me ha encantado, despejar la manete, respirar y contemplar el mundo girar aunque la cabeza de aun más vueltas y más rápidas.
Madre no hace falta que me cantes soy minero, ni ningún derivado arrítmico en el que pierdas el compás cada segundo y medio que sabes que me acabo poniendo nerviosa, casi tanto como cuando Javier dice aposta Cocreta.
Bueno bocas, las dos con las mismas medicinas, por compartir que no quede ,creo que yo cuando se me caigan los dientes marchando un posticito y que Javier me llene el vaso por las noches os amodoroquiero como dice Diego
ResponderEliminarMartita nosotras tambien te amodoroqueremos... y por supuesto, como seguimos buscando los siete parecidos entre madre e hija ahora ya tenemos el cuarto: los puntos en el maxilar. Estos dos mamelucos que nos acompañan nos han comprado mal la medicación, asi que como dos yonkis viejunos compartimos sobres de metamizol.
ResponderEliminarMillones de besos, sin subir aun el labio de arriba, y de gracias para mi fiel compañera de hospitales