26/2/10

Con la boca espatarrá

Hacía tanto tiempo que no me daban una buena noticia en el médico que me ha costado mi tiempo darme cuenta de su llegada.

Por fin puedo dormir sin atarme la boca, solo me ha costado... espera que haga la cuenta... ocho meses dos días y nueve horas y media. Nada un suspirito.

Enhorabuena Raquel por fin se ve la luz al final del tunel!!!

Está noche voy a dormir con la boca abiertaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!

(Aplausos, aplausos)

22/2/10

Sin puntos

Una tarde en la sala de espera de una consulta médica es siempre de lo más entretenida. Sobretodo cuando en la habitación jugamos a la silla, estirando las uñas y salivando. 19 personas y 14 espacios donde poner el culo. Todo el mundo apretando dientes, nadie se atrevía ni a levantarse a hacer un pis. Menos mal que el derecho de antigüedad y de constancia, con mis doscientasmilmillones de visitas en los últimos tres años me han otorgado cierto enchufe cuando la cosa está densa.

Fuera los puntos que me quedaban, que no eran todos los que me habían dado. Mi master prematuro en cirugía y mi desesperación por el sabor a sangre retiesa me llevaron a la sutil extracción de cierta cantidad de hilo negro cuando en plena histeria me salte las normas y me lave los dientes. En fin, que me quiten lo bailao, que después de alguna lagrimilla y un poco de sangre la boca me sabía a rosas. Si es que los zurcidos de hoy en día no son como la calceta de las abuelas.

Total: en quince días toca volver al hospital, a que vigilen el agujero que me han dejado en la mandíbula, apto para el tráfico de estupefacientes varios.

Como dice Perséfone, todo sea porque esto algún día acabará...

15/2/10

De nuevo a las andadas

El tiempo pasa y las cosas que divagan por él van llegando a su fin, eso sí, dando unos últimos coletazos para que no olvides las gratas experiencias que te regala la vida.

En 3 horas vuelvo a entrar en un quirófano. Cirugía menor, ya lo sé... como si es diminuta. Es el olor. Es el color. Es el sabor. Es el recuerdo que vuelve para instalarse en la cabeza, con toda su mudanza diógenes.


Con este que llega nuevo, cargado de expectación y novedad porque va ha vivir en el piso de abajo, ya son 18. 18 tornillos que me convierten en la mujer biónica, con mis cuatro placas que funcionan de termostato. No sabía que la cara se podía enfriar tanto.

Esta vez todo es reducido a su mínima expresión y todos me dicen que después de lo que he visto esto es más una anécdota, pero lo que no saben es que es una anécdota que te mete el dedo en el ojo, con sus puntos, su antibiótico, su papilla y su calmante.

Todo sea porque esto está llegando a su final.