Dichoso él, que se convierte en dos por uno porque debido a las longevas series de medicación de los últimos meses mi cuerpo a desarrollado un especial asco a este tipo de medicamentos, siempre acompañandolos con una infección vaginal, una divertidísima discreta proliferación de hongos en mis bajos fondos debidos al entusiasmo del antibiótico. En fin, caja de Augmentine = a caja de Canestén.
Por supuesto adiós a las expectativas de continuar avanzando el estado de salud de mi mudanza, que tras una regañina descomunal por parte de todo aquel que me rodea y que tiene más dedos de frente que yo para ver que agacharme y levantarme y mover cajas, discretamente y a escondidas como toda una superheroína de comic ("Tornillogirl y su cambio de hogar"), no es ni por asomo lo más recomendable dado mi estado inconsciente yayuno de convalecencia.
Resignación Tornillogirl, me he dicho, siempre nos quedará la cocina. Así que continúo divagando entre fogones sobre mi sueño de apertura del restaurante "Para chuparse los dedos" allá por frío del norte de Europa. Mientras, depuro mi técnica de mermelada de melocotón y papaya.