22/7/09

la obra de ingeniería

El lunes tocó de nuevo visita con sorpresas...había que repetir todas las pruebas para que reevaluen pasado, casi, el mes mi estado y la posibilidad de sacar el culo de casa de mi madre.
Tras tres horas de paseos por pasillos, colocar la cabeza en aparatos y tirones por parte del fotógrafo para poder sacar todos los dientes en una misma foto, me entregan la carpeta y las ansias se apoderaron de mi mano mientras baja las escaleras del edificio camino a la calle.


Me han convertido en una pizarra donde aprender a escribir cuatro letras mal hechas: Y, L, J, y otra y griega del revés (por decir algo). 17 tornillos, con sus cabezas en x y sus respectivas miniplacas de titatanio para juntarlos. Si no me crees pincha en la imagen para agrandarla y contempla el trabajo de carpintería que tendré que llevar conmigo el resto de mi vida.
Bien mirado creo que se les ha olvidado ponerme uno (ahora si que podré decir la famosa frase: "me falta un tornillo" sabiendo que no es ninguna supuesta figura literaria), bueno más bien prefiero pensar que han decidido ahorrarme el dolor de ponerme un tornillo que realmente no necesitaba, ¿o si? Socorro ¿y si se me escapa el maxilar un día mientras hablo, como si fuera una abuela perdiendo, descuidada, la dentadura postiza?
Menos mal que ya soy una pitadora profesional y puedo darme al tráfico aéreo internacional de cosas, siempre y cuando me entren en la boca, osea que ya me estoy olvidando de mover kalashnikovs.
Lo más gracioso del asunto es como quedan de simétricos, de lado parece que solo tengo dos bloques de tornillos, porque han tenido el detalle de atornillarlos exactamente a la misma altura a cada lado.



La boca sigue teniendo una caída con pendiente un tanto pronunciada, lo que imagino, me seguirá volviendo propensa a la escapada masiva de baba, especialmente por la noche. Era lógico esperar que habría algunas cosas que no cambiarían.
Pero, y aquí llega la joya de la corona, ahora puedo hacer algo que nunca en mi vida he hecho y que ni si quiera he llegado a imaginar bien como sería: CERRAR LOS DIENTES.

Ahí están, en fila india, todos agarrados de la mano, prietos y juntos como nunca. Con la encía de arriba un poco filetazo aun, pero en fin, que queréis, hace un mes que me han operado.

2 comentarios:

  1. Imagino que todo el proceso se ha hecho tedioso pero ¿Y la alegría que te dará ver tu dentadura perfecta una vez se haya terminado todo?

    Es impresionante lo que son capaces de hacer estos tipos, en serio.

    Mucha paciencia ¿Vale? Y que todo vaya bien

    Un saludo :)

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  2. Miles de gracias Perséfone, la paciencia es lo único que tengo, aunque cada vez escaséa más y es más difícil de encontrar.

    Aun así siempre que la necesito de verdad acaba llegando para cogerme fuerte de la mano, y sino no hay nada como un buen calmante, que la medicina ha conseguido avanzar en muchos sentidos.

    Besos

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