30/6/09

Estoy hasta el moño del zumo, si soy fina, o hasta el coño del zumo sino lo soy.
Toda una vida sin poder cerrar la boca y pensando como sería hacerlo. Ahora que solo puedo cerrarla sueño con abrirla.

Tiene su punto abstracto la fusión Annibal Lecter, Robocop y el malo de James Bond.

La Gheisa y el Sumo




Para los que les gusta seguir la evolución de las formas deformadas o la involución de la formación de las formas, he de decir que del estado ardilla recolectora pasé al estado Falete, estado al que ayuda el moño alto para tener la cabeza apoyada en la almohada. Cuando mi madre se dio cuenta del parecido casi le da algo, así que siguiendo el consejo del médico, que veía que empezaba a deprimirme, y eso era algo que no me podía permitir, y con el afán de perder todo rastro de gitana faletera de mi cara, me metiéron en la ducha.

Una ducha en un hospital siempre es complicada, pero cuando cuentas con un entorno abstracto la cosa se pone aún más difícil. La enfermera me precinto el brazo de la vía, con un plástico blanco de la muñeca al sobaco, lo que me dejó el brazo izquierdo inútil. Mi tía Tere, peso plumilla, porque pluma se le queda un poco grande, se subió al borde de la bañera para poder sujetarme la sonda de la nariz, que con lo torpes que estábamos corría riesgos de inundación, y para lavarme la cabeza desde las alturas. Entre que Tere iba vestida con una camisa china de cuello Mao y yo, que con mis formas generosas, como dice Rafa, y mi cara de Falete, parecía un Sumo, el baño era de lo más exótico. Mi madre no paraba de reírse viendo la improvisada estampa de Gheisa lava sumo en la minibañera del hospital. Todo un cuadro, que se remato con mi madre embadurnándome de crema por todo el cuerpo como si mi piel cansada fuera capaz de asimilar medio kilo de nivea de golpe.

He de reconocer que en el caso de las duchas la experiencia no es un grado, porque en el hospital me he duchado cuatro veces y en todas hemos repetido el istriónico despliegue de absurdeces en fila en la habitación de los hermanos Marx chapoteando en los charcos del suelo.

I´ll be there


Comprobar en el hospital que el líder y cantante de tu grupo favorito, los Jackson5, ha muerto mientras tu estas hecho un chucho lleno de tubos es triste. Siempre tuve en mi cabeza la esperanza de que vinieran a Europa de gira, como hicieron por Estados Unidos hace unos años. Aunque ahora fueran cuatro negros y un blanco y ya no se pusieran los pantalones de campanas ni las camisas de flores.
En fin, ahora cuando alguien me pregunte ¿Recuerdas cuando se murió Michael Jackson? Mi mente no necesitará divagar mucho entre la memoria para saber donde estaba en ese preciso instante.

29/6/09

Segundo día de hospital




Los días siempre han sido mejores que las noches. Aunque de cualquier forma las horas dentro de un hospital son largas y eternas, y más cuando no te encuentras bien, no puedes hablar y tienes un peregrineo de visitas que te mira sin saber muy bien que decirte.

El jueves parecía que la cara me iba a estallar, para los Darwinistas pasé del estado Cerdita Pegy al de ardilla conservadora, con mis 20 kilos de almendras recolectadas para el invierno a cuestas en mis mofletes. La ventaja del hospital es el chorreo de calmantes que me metían por vena, directos al corazón gracias al Drum.

Por la mañana me llevaron de excursión para sacarme unas teleradiografías y comprobar que los cóndilos estaban en su lugar. El la dichosa radiografía se veía hasta el tubo de la nariz.

Por la tarde experimente el placer de que me quitasen la sonda vesical, una escena entre porno-sado y ascoguarro. El enfermero me coloca con las piernas a lo indio, sin bragas, por descontado, y me dice muy serio- Cuando yo te diga sopla fuerte, como si tuvieras una contracción y...- en ese momento su mirada fugaz chocó contra mis alambres y la frase terminó más acertada -...bueno no hace falta que lo hagas-

Es curioso pensar quien sería el personaje que decidió solucionar todos los problemas corporales a través de tubos.

Después me quitaron la bolsa en la que caía toda la mierda que mi estómago sacaba por la nariz, un potingue entre rojo y negruzco medio líquido medio coagulo. Así que la sonda paso a ser solo para entradas, y se acabaron las evacuaciones.

La primera comida por la nariz fue de los más desagradable, una jeringa de 50 de puré tx dieta vegetariana, que me resolvió el estomago más que cincuenta montañas rusas juntas, con sus 500 loops.

Desde el primer contacto tuve claro que el tubito de la nariz no estaba hecho para mi...menos mal que ya no lo tengo.

La noche fue extraña, de mudanza perpetua. Cambie unas 500 veces de posición y probé todo el mobiliario de la habitación. Primero la cama, más alta, más baja, más cojines, tapada, destapada; después el sillón, recto, inclinado, más inclinado, con las piernas levantadas, bajadas; el sofá, con cojines, sin cojines... finalmente la cama las seis de la mañana y los ojos como platos.

28/6/09

Del quirófano a la 307


El viaje a la inversa fue mucho más duro y complicado. Tengo recuerdos borrosos que no sé si son reales o formaron parte del despertar de la anestesia.
La primera imagen que recuerdo es estar tumbada desnuda tapada con una sabana verde en una camilla y alguien diciéndome que todo había ido muy bien. Pero no sé si fue reconstrucción mental porque la gente me contó que eso es lo que me habían dicho los médicos. No recuerdo salir del ascensor en la camilla, pero se que estaba la familia en pleno, en fila india, vigilando cada movimiento.

Lo primero que recuerdo con claridad es al celador intentando cambiarme de la camilla a la cama y la primera de una corta colección de vomitonas entre tubos extremadamente desagradables.

Fui cobrando consciencia poco a poco, primero noté que algo me pinchaba abajo y que tenía continuamente ganas de hacer pis, era una sonda vesical. La nariz estaba sometida a tal presión que entre el meneo de la operación y la, desagradable por encima de todo, sonda nasogástrica había perdido cualquier definición de tabique. La nariz iba conectada a una bolsa que me estaba vaciando el estomago basicamente de sangre y cuagulos. Me imagino que estas operaciones tienen cierto remix entre carnicería-charcutería y carpintería-marquetería. En el brazo izquierdo tenía pinchada lo que yo creía que era una vía, que más tarde me explicaron que era un Drum, que es una especie de vía pero mucha más larga, vamos que el largo y finústico tubito llega hasta el corazón, desde el antebrazo, toda una aventura interna digna de un viaje en un Chip prodigioso.

La noche fue eterna y difícil. No paraba de salirme sangre por la boca y la nariz y continuamente tenía la sensación de que iba a ahogarme. Me daban taquicardías y creía que el corazón se iba a escapar de mi cuerpo. Marta y Tere se chuparon una noche de lo más desagradables y las dos solo me ofrecieron su mejor sonrisa. Gracias por hacer más facil algo casi imposible.

De la 307 al quirófano



La verdad es que creo que el miércoles llegué contenta al hospital, mucho más de lo que imaginaba. Los nervios se iban disipando según cruzaba los pasillos y en el momento en que me dieron habitación respire sin encogerme de hombros por primera vez.

Habitación 307, tercera planta puerta siete, un nuevo número que me acompañará en la historia de mi vida. La enfermera me dio un pijama culero. -Luego vendrá el celador a por ti para bajarte al quirófano.- La frase no sonaba mal del todo después de tanto tiempo esperándola.

Me metí en el baño y me puse el pijama culero acordándome de Rafa y de que pensarían los que me viesen pasearme así. Imagine por un instante que si miraba a la calle todos los transeúntes, con sus bolsas de la compra, sus perros, su prisas y sus andares torpes irían vestidos con batas blancas de hospital atadas con más o menos gracia en el culo, algunos con ropa interior, otros sin ella.

Tuve unos instantes surrealistas y divertidos con mi familia, de esos en los que la tensión del momento solo te deja reírte de tonterías, y en las que nos sacamos una colección de fotos en la que todos estábamos especialmente horrorosos.

A la hora, más o menos, apareció el celador con su pijama verde y su alegría en el cuerpo. Me informó con discreción que tenía que quitarme tambien las bragas y me subí a la silla de ruedas que me llevo hasta mi destino. Me dijo que nunca había visto a nadie sonreír tanto de camino a una operación, ahora sé que sonreía porque ni si quiera llegaba a imaginar lo que me esperaba. La familia me seguía por el pasillo dando ánimos y lanzándome besos, hasta que atravesé las puertas del quirófano.

Me sorprendí al darme cuenta que al otro lado de las puertas todo, absolutamente todo, era verde, y además, exactamente el mismo verde. Ese verde hospital chillón estaba por todas partes, en las paredes, en las camillas, en los uniformes...

Me tumbaron en la camilla y de he reconocer que los nervios comenzaban a agitarse. El anestesista, el Doctor Aguado, todo un cachondo, me puso unos electrodos mientras que me explicaba que estaba convencido de que las mujeres no teníamos corazón, pero que no perdía la esperanza de encontrar alguna con él. Mientras el Doctor Rivero estaba a mi derecha, no pude evitar decirle que me daba más miedo que me pusieran la vía que la operación en si, de nuevo pobre inocente de mi hablando antes de saber, me dijo que no me preocupara y me cogió de la mano y estuvo allí, de pie, junto a mi, sonriéndome con los ojos hasta que me dormí. Nunca olvidaré ese gesto de ternura con esa mano amiga apoyándome.

Es curioso el mundo de la medicina, estas mirando el techo, lo que eres capaz de ver entre dos lamparas gigantes de metal, como dos ovnis perdidos de marte, y de repente no estas, no hay nada, vacio.

24/6/09

El día D camino de la hora H(ospitalaria)

Creo que por primera vez en varios días no estoy nerviosa, digo creo porque soy permisiva conmigo. A las siete de la mañana me he despertado como un reloj para degustar mi último desayuno, por el momento, con su fresco zumo de naranja recién exprimido y su te con leche calentito, con el deseo de que los sabores no se me olviden estos días.

La maleta está cerrada. Ya he comprobado veinte veces que llevo los papeles de ingreso y la llave de operación. Tengo bragas suficientes como para aguantar hasta el hundimiento del mundo, y seis bolis y dos cuadernos esperando a ser usados.

En media hora al hospital. Tengo la sensación de llevar un siglo esperando hacer este corto y eterno camino, tal vez gracias a eso estoy más decidida que nunca.

Solo quería deciros a todos que ya tengo escriba para poder seguir comunicándome desde las entrañas de los pijamas culeros y los pasillos verdes. Que ha sido un placer conocer la vida y poder jugar está partida en la que todo, hasta el error más gigantesco, ha merecido la pena. Me ha gustado cruzarme en vuestros caminos y compartir instantes de sueños...y antes de que me ponga más ñoña y me entre la llorera casera preoperatoria que sepáis que seguiré aquí dando la tabarra, cual mosca cojonera, porque aun me quedan muchas cosas que vivir y no pienso perder la oportunidad.

23/6/09

El regreso de la máscara


A menos de 24 horas de la hora cero del día D de mi vida he sacado el último molde de escayola del antes, para cuando protagonice el anuncio de las 4 de la mañana del canal de teletienda. Esos anuncios prodigiosos en los que nadie es capaz de creer que se trata de la misma persona: a la izquierda, con doscientos kilos fofos escapándose en rebanadas por todo el cuerpo, tenemos al antes (aplausos) y a la derecha, la descomunal chica pasarela a la que le faltan 20 kilos para llegar a la talla 34, el después (aplausos); y todo gracias a este cachivache de plástico que si lo miras fijamente te absorbe las calorías por telekinesia.


En fin, en algo tengo que invertir el tiempo que me queda, que se multiplica y se niega a desaparecer.

22/6/09

Haciendo las últimas compras

Cuarenta y siete horas y media y estaré entrando en un quirófano. A estas alturas prefiero contar en horas, así la cifra es un poco más alta. Los nervios aumentan de manera galopante, pero como no me puedo morder las uñas sigo teniendo dedos.

Esta mañana he ido a la caza y captura de pijama para el hospital, sin demasiado éxito. Dormir desnuda en casa es el hábito más saludable que tengo, pero el nudismo hospitalario no está tan bien visto. La idea inicial era comprarme un pijama de tela de botones, para no tener que obligar a mi cabeza a pasar por ningún agujero, pero parece que hace tiempo que me quede desfasada en la moda interior de cama, porque solo los hay de invierno y de yayo franela bien calentorra y crujiente. Al final se he impuesto la opción B: camisetas de tirantes y pantalón de chanchandal. También he comprado un despliegue de bragas de colores, que como decía mi bisabuela -Al hospital se va a estrenar bragas a diario-

El calor me agobia y el estres me bloquea el cerebro. Estoy como un perro encerrado que no para de dar vueltas sobre si mismo moviendo el rabo esperando impaciente a que alguien se digne a sacarle a pasear para poder hacer pis. Así que voy a ver si estreno mis patas sin pelos, que después de los ruegos y suplicas familiares he accedido a desprenderme de mis perpetuos leotardos neandertales, y me voy a ir con Jorge a pegarme el que puede ser mi último baño piscinero de esta temporada.

21/6/09

Yo no soy vieja

Estoy indignada con la nueva publicidad para zumos que no para de aparecer en la tele. Claro que reconozco que el grupo de música que está sonando es Parchis, es más no solo lo reconozco sino que, a mucho orgullo, tengo toda la discografía en vinilo, y por su puesto que sé que cuando Viky el vikingo se rasca la nariz es que está teniendo una idea, pero eso no implica que ya sea una yaya que chocheé y se le caiga la baba mientras cuenta batallitas a sus nietos de su reúma galopante.

Me encantan los zumos de frutas, cuanto más raras y más mezcladas mejor y, está bien, tal vez necesito cuidarme un poco, pero llamándome vieja no creo que precisamente consigáis ganar una clienta.

Una breve mención

Antes de irme a la última comida, en plan apóstol, previa al cambio de cara a casa de mi suegra, solo un instante, para recordar la obra de ayer "Prisionero en mayo" y esa dulce canción que como una nana adulta sosega el tiempo recordando que la vida merece la pena ser vivida bajo cualquier circunstancia.

http://teatrovueltadetuerca.blogspot.com/

Enhorabuena por vuestro trabajo chicos, que los escenarios se sigan abriendo para que podamos veros hacer muchas más.

Los problemas de un calculo poco ortodoxo

Tres o dos. La verdad es que tres me da más tranquilidad, suena a un pelín más largo, son: un, dos, tres. El problema es que si soy realista el uno y el cero caen en el mismo día. Lunes tres, martes dos, miércoles uno-cero, lo cual trastorna un poco la cuenta a tras. Aunque pensar así de golpe que tengo que quitar un día de mi cuenta por un error de cálculos inicial, es algo que aun no se si estoy preparada para asumir. Eso me deja a dos días de ingresar en el hospital y no a tres, parece una tontería la minúscula diferencia de un día pero, ahora que la cosa está más cerca, se trata de todo un abismo.

19/6/09

Hasta en los dibujos existen las cirugías ortognáticas


Ayer, sin saberlo, Antena3 hizo un homenaje a mi futuro estado silencioso programando de nuevo el episodio de los Simpson en el que le bloquean la boca a Homer. Es gracioso ver a un dibujo viviendo lo que a ti te espera en breve. Aunque más gracioso fue el recibir una sucesión de llamadas siempre con la misma frase -¡Corre, pon Antena3!-

Si Homer ha podido con esto yo también, al fin y al cabo siempre fui un poco Homer.

Otro momento teatral

Era día seis, aunque a estas alturas ya es día cinco. Intenso y movido ha comenzado a primera hora firmando poderes por si acaso la cosa acaba mal, que al menos lo poco que tengo pueda ser de alguien y no de hacienda. Ha continuado con la última visita al médico previa a la operación. Me he probado lo que ellos llaman la llave, un aparato de plástico duro que es el molde en el que tendrá que encajar mi boca cuando sea capaz de cerrarla en quirofano. Lo gracioso del asunto es que me la he traído yo a casa. El doctor me ha explicado que si yo no estoy no sirve de nada y que si yo voy ya me encargare de llevarla por la cuenta que me trae.

El día ha terminado entre risas, como deberían acabar todos los días. Viendo como la gente es feliz haciendo algo que tiene ganas de hacer, con esa compañía de teatro maravillosa del nivel de iniciación de la lavandería que solo sueña con divertirse a cada instante. Con ese glorioso momento de performance del modern talking que ha conseguido que Olav no fuera capaz de cerrar la boca por un largo tiempo en el que los ojos se le han escapado de las órbitas para recorrer cada detalle de lo que le brindaba el inesperado momento.

Como diría aquel se me ha calentado el pico con alguna caña y algún cigarro inesperado e inoportuno, dado el momento, pero ole por las risas, que a estas horas se quedan ya a cinco días de la operación.

18/6/09

Cerrando cosas

A una semana de la operación he dicho adiós, o mejor, hasta pronto, a Jorcaruz. Hemos cerrado la segunda temporada con la misma ilusión con la que empezamos, o con más... yo por lo menos, porque me libro de adolescentes hiperhormonados por unos meses, que aunque a veces sean una encantadora bolita de peluche y ternura, otras veces son el abominable monstruo del pavo.

Los chicos del taller de teatro de salud mental me han regalado una actuación de despedida, para darme energía para la operación, como dicen ellos. Ha sido entrañable ver a un grupo de aprendices de clown con sus narices rojas de plástico robándonos sonrisas y entusiasmo. Que bonito es a veces descubrir que trabajando se pueden hacer mil cosas y, sobretodo, hacer feliz a la gente.

Aunque, pese haber salido de la Cruz Roja con los bolsillos repletos de ilusión y de cariños, no puedo evitar pensar que ¡¡¡¡queda una semana!!!!

16/6/09

Descrubiendo nuevas civilizaciones en mi entorno.


Al baobab de mi planeta, una especie de minipalmerita, discreta ella con su palmo de altura de tronco y sus dos palmos de hoja finústica, que compré en IKEA hace dos años y que milagrosamente aún continúa viva, le han salido setas. Es divertido ver una ciudad de pitufos en miniatura que se ha reproducido a la velocidad del rayo en dos días. La lluvia torrencial de esta tarde, y la aplastante humedad bochornosa en la que hemos vivido han contribuido a que esta urbanización en vías de desarrollo cada vez resulte más apetitosa. Lo curioso sería saber como han acabado creciendo y multiplicándose, en plan milagro de pan y vino, estos champiñones planos y corrugados en una maceta apoyada sobre el aparato del aire acondicionada dentro de un patio que no tendrá más de 20 metros cuadrados en el que nunca llega a dar el sol. Un ejemplo más de como la vida se abre paso en cualquier lugar que se le permita.

Tal vez sea la lluvia veraniega del 50 de mayo con sayo la que ha decidido darme un nuevo entretenimiento cerebral y tal vez, por fin, podre hacerme amiga de los gnomos que han decidido trasladar su residencia a mi humilde maceta. Al fin y al cabo es más divertido pensar que puedo expandir fronteras hablando con especies en vías de extinción o de reaparición que acordarme de que el tiempo, traicionero, arrastra los segundos para que sean más largos, recordándome a cada tic tac eterno que quedan 8 días para ingresar en el hospital.

Houston, start countdown...

Parece que el calor da una tregua, aunque pequeña. Es de agradecer cuando te has convertido en un lirón incapaz de dormir pero deseando invernar.

¿Por qué las esperas serán tan terriblemente largas? Menos mal que este fin de semana me han ayudado los reencuentros, los besos, las risas, los recuerdos, las cañas, los abrazos, las batallas, los sueños... gracias chicos por continuar compartiendo vuestras vidas conmigo.

Ocho días...largos como ellos solos...

11/6/09

Repasando diagnósticos a trece días

Ultimamente no paro de revisar el informe que me dio el Doctor Rivero, el médico Estomatólogo que me lleva la parte de ortodoncia y que trabaja en equipo con el Doctor Martinez, el cirujano que me operará y que me derivó a Rivero para la fase previa a la ortodoncia.

Así que para los que, como yo, somos profanos en este tipo de películas os copio el primer informe que me dieron en papel tras decirme que era necesario operarme ya. A ver si con esto consigo solucionaros alguna de las dudas que me planteáis.


EXPLORACIÓN FACIAL: Ligera asimetría.

EXPLORACIÓN DENTAL: Linea media superior desviada a la derecha. Linea media inferior a la izquierda. Mordida abierta anterior. Comprensión de arcada superior.


PROBLEMA ÓSEO: Bases hiperdivergentes.


TIPO DE CRECIMIENTO: Patrón dólico-facial.


PROBLEMA FUNCIONAL: Macroglosia.


OBJETIVOS TRATAMIENTO: Expansión superior. Coordinación de ambas arcadas.


PRONOSTICO: Necesitará cirugía ortognática.



En fin, uno se encuentra ante un papel con esta colección de palabros y términos que nunca reconocería dentro de una sopa de letras, aunque te avisaran que el tema es medicina, y no sabe muy bien que pensar. Yo por lo menos.
Si tengo claro que mi boca baila salsa cuando come, intentando cerrar algo para masticar. Y que tengo la lengua un poco filetazo en vías de expansión.
Con el tiempo acabas aprendiendo que significa cada termino y a que se debe, pero aun así aun no tengo la licenciatura en medicina que me permitiría llegar a comprender todo. Pese a ello aquí está, para elucubraciones varias y con la intención de que algún sabio me explique porque mi cara ha crecido con un patrón dólico-facial, que a mi me suena solo a columna griega medio derruida.

9/6/09

Quince días

Quince días no son nada, ¿no?. Al fin y al cabo ya he vivido varios años y se me han pasado volando, como dice aquel. Parece que fue ayer cuando subía la calle en babi con la mochila a rastras para ir al cole y hoy ya soy toda una mujer, aunque ni hecha ni derecha.
Sin embargo bien pensado quince días son trescientas sesenta horas en las que se puede pensar muchas cosas, con sus veintiún mil seiscientos minutos para divagar y su millón doscientos noventa y seis mil segundos para perder el control ante todo tipo de histeria individual.

Quedan quince días y ya han cerrado el grifo de la información, que hasta ahora ha sido bien escaso, vamos que ni he llenado un vaso a medias. En resumen garantizada la operación maxilar con su respectiva retirada de loncha ósea y, dependiendo del resultado de esto, me dejaran tal cual y me mandaran a la UVI, o me operaran también la mandíbula, avanzando la parte de abajo de la boca. Operación maxilar o bimaxilar, la de arriba o las dos, he ahí la cuestión.

Total lo mismo que sé hace más de un mes y un millón doscientos noventa y seis mil segundos para pensar cual de las dos opciones cantará Bingo.

6/6/09

De minivacaciones

Ayer a las 7 de la mañana estaba en el metro camino de Chamartín con todas mis legañas bien pegadas y sin apenas ser capaz de despertar mi cerebro. De pie, frente a mi, vi a una chica que llevaba una camiseta que me obligo a ir todo el viaje mirándole las tetas y sonriendo. Tres lineas en letra negra tenían escrita la fresa que ahora mi vida necesita escuchar: "Everything will be ok in the end, if it's not ok it´s not the end". Pensé en que debería tatuarmela por todo mi cuerpo, cual personaje distraido de Memento para todo momento de duda.

En el tren de camino a Alicante había mucha gente. Pusieron una película hortera en la que Richard Gere y otra fulana se enamoraban a pesar de estar curtidos en años y cargados de críos. Pensé en que a mi nunca me han besado mientras me levantaban en brazos y me dí cuenta de que eso no nos suele pasara a las ballenas varadas en tierra, que como mucho podemos levantar un pie mientras alguien nos besa gracias a que somos capaces de mantener el equilibrio por un instante sobre una única y fornida pata.

Tras la película intenté leer un rato, Javier Tomeo siempre consigue arrancarme alguna sonrisa furtiva y alguna carcajada sonora. El problema es que el vagón, cargado de crema de olor a zanahoria y de Inserso deseoso de horas de sol, no se callaba ni a tiros. Al final la macarrez de mi amigo Tomeo acabó llegando a todas las conversaciones que me rodeaban y terminé mezclando el dialogo del libro con el del entorno. Los abuelos de delante, que no paraban de hacerse fotos con la cámara del móvil como si hubiese sido el reciente regalo por su primera comunión y con ella acabasen de inventar la rueda me dieron la clave para dejar de lado un rato el libro. Me sorprendí pensando que les oía decir que lo que más le gustaba del vibrador del móvil es que cubría las carencias que el fulano contiguo dejaba más que evidentes en la cama.

En fin, acabé llegando y me bastaron tres segundo para repetirme a mi misma que odiaba Alicante y a la gente que pasea sudada en salmuera como si la hubieran barnizado antes de salir de casa. Lo único bueno fue el baño de madrugada en la playa, con la luna casi entera sonriendo y mi yayez de cuello estirado cual galápago para no mojarme las orejas y el culo aplastado en la arena mientras las olas me mecían como si apenas pesara un gramo.

4/6/09

Más realidad onírica, especialmente para Rafa


Es curioso intentar entender como te recortan una loncha de cráneo de medio centímetro entre la nariz y la boca. ¿Quien sería el primer valiente que se haría una operación de este tipo? Y es más ¿quien sería el primer valiente que le operó?

A 20 días de la operación y sigo sin saber seguro que me van a hacer, aparte de la susodicha loncha de fiambre duro, que no sé si me darán de recuerdo. A ellos les parecerá normal porque lo hacen a menudo, pero para mi no es tan normal. Es la primera vez que me van a ingresar en un hospital, es la primera vez que me van a operar, es la primera vez que me van a anestesiar y por descontado es la primera vez que me van a tocar la cara por dentro. Pobrecitos mis huesos, mis músculos, mis venas, mis pieles...que sin ser conscientes de ello van a tener que dejar paso al serrucho, el martillo y la blakandeker del señor cirujano.

¿Como se puede dormir tranquilo cuando esperas a que te hagan una ñapa de chapa, pintura y fontanería sin tener aun un plano definitivo del edificio a construir?
Hoy pienso en lo grande que es el mundo y en las posibilidades infinitas que brinda la vida, en que soy quien soy, pero seguro que podría ser cualquier otro y ser igual, o diferente. En que llevo mucho tiempo buscándome entre todas las mujeres que me cruzo y en que podría ser cualquiera de ellas, y sin embargo me seguiría buscando, y seguiría dudando si soy yo.

3/6/09



Mi pobre lengua va a cambiar de casa y nadie le ha pedido su opinión. Aunque tal vez sea mejor que maneje poca información, porque aun queda por decidir si la tienen que recortar o si la dejan tal y como está.

Pensar que tal vez tenga una lengua bífida por un rato y llena de puntos para toda la vida es un poco asqueroso.

2/6/09

Reaparcando mis dientes





























Hace nueve meses un jueves por la tarde me secaron la boca, la sensación es bastante extraña. De repente tu lengua es como la de un gato y podrías limar hasta una columna de hierro oxidado. Una vez ha desaparecido todo vestigio de saliva de tu boca te colocan con cemento un anillo en la penúltima muela, que para más entretenimiento tiene tornillos hacia dentro del paladar, algo ideal para la vida nocturna de pareja si tienes intención de sacarle punta a tu compañero. Después te colocan con una especie de pegamento Imedio un braket en cada diente. Salí del médico contenta, por recuperar una adolescencia tardía y rejuvenecedora, que a las tres horas me había llenado de llagas la boca.

Después de un peculiar embarazo metálico me sorprendo viendo que mis dientes ya no están aparcados en paralelo, y que la rectitud ha aparecido por fin en alguna parte de mi cuerpo. Eso si, el bigote sigue siendo el mismo.

1/6/09

Todo lo que algún día estuvo alto acaba por bajar


Nunca imaginé que me vería tanto por dentro y, lo que es aun peor, que me gustaría más en blanco y negro pseudo transparente que al natural. Tampoco imaginé que, como dicen los de Muchachada Nui, me vería las mameyas tan bien en una radiografía, ni que gracias a la plantilla milimetrada que lleva la susodicha en un lateral sería tan consciente de que la izquierda se me esta cayendo más que la derecha.

Risas y agujetas



Un grupo reducido, pero a fin de cuentas grupo. Doce adolescentes, unos en fecha real, otros ya estamos pasados de vuelta, pero para estos menesteres podemos funcionar como tales...y todo un recinto cargado de adrenalina, gritos, risas, sofocos, sustos, sonrisas e histerias... un día de parque de atracciones.


Lamentablemente junto a nosotros otros mil millones de individuos haciendo colas interminables, bajo los toldos improvisados de uralita de las atracciones. Todos bien recocidos en nuestro jugo, como fresas sudadas bajo los campos de plástico verde de Almería.
La tensión y los nervios aumenta cuando miras durante tres curtos de hora subir y bajar a la gente gritando como posesos en las montañas rusas. Por cierto ¿por qué se llaman montañas rusas? ¿Serán invención de la misma familia que creo por primera vez la combinación de patata, atún, mayonesa y aceitunas conocida como ensaladilla rusa?

Lo curioso es que pese a las largas esperas todo queda compensado con un minuto concentrado de adrenalina suelta a su libre albedrío en la que todos somos iguales, en la que por un instante nos juntamos en un grito común, como una sociedad en celo en busca de la felicidad.